Basta ya de estadísticas y de estadistas de pacotilla, somos personas.
Editorial: Alguien dijo, otra vez las ventanas dan a los patios de vecinos y además gladiator no era el primero de la lista blanca de Forbes
Recibo las imágenes desde del cielo y veo llenos los escondites de la humanidad. Nunca pensé que fuésemos tan frágiles, endebles, como puede ser a estas alturas de la creación que un minúsculo virus sin idioma ni cuna.
AGENCIA MANACORNOTICIAS 31/03/2020 - 07:21:35
Ese David que con una simple piedra quiere volver a tumbar a Goliat. Aquí sabemos mucho de lanzar cantos rodados, ser audaces. Los héroes tienen nombres y apellidos, familias, amigos.

Editorial: Recibo las imágenes desde del cielo y veo llenos los escondites de la humanidad. Nunca pensé que fuésemos tan frágiles, endebles, como puede ser a estas alturas de la creación un minúsculo virus sin idioma ni cuna pueda detener el mundo y confinarlo. Como dice el poeta otra vez dan las ventanas a los patios de vecinos. Se sienten calurosos los aplausos.

Lo cercano nos mira de frente. Ni los pájaros quieren romper el silencio de un drama a traición que pone de espalda a las familias, menos mal o no, al alivio de la cárcel por las redes sociales, los medios de comunicación, móvil, ordenadores, juegos, sonrisas, creaciones.

Que somos muy fuertes, que tenemos inyectado en nuestros genética aquella sabiduría de los cazadores y recolectores. Que nos pusimos en pie después de millones de siglos y no podemos permitir claudicar. Que llegarán los besos.

Visto el panorama que a nadie le sorprenda que no llegue señal y por arte de magia se apaguen los móviles, la fatalidad de los reyes de la creación es para analizarla muy en serio. Vuelven las guitarras de antaño, la música sin enlatar, a pulso, las voces sin careta, las melodías con instrumentos de aire, las versiones del alma, los artistas, los titiriteros, la poesía franca, sincera y sin intermediarios. Nace otra sociedad de individuos que nunca se fueron. El arte nunca morirá, estaba en el centro del celofán reguardado de tanta materialidad.

Hasta el Ayuntamiento de Manacor ha lanzado un vídeo asegurando que lo que hemos perdido es provisional, que volverán los baños en el litoral, las fiestas, nuestras tradiciones, que el ADN y la idiosincrasia nadie nos la puede quitar, que se trata de una prueba.

Que somos muy fuertes, que tenemos inyectado en nuestra genética aquella sabiduría de los cazadores y recolectores. Que nos pusimos en pie después de millones de siglos y no podemos permitir claudicar. Que llegarán los besos, los abrazos, los mimos. Que nostalgia, que contratiempo.

Me decía una amiga en animada conversación que deben buscar al autor de este maldito virus y sacarlo de las entrañas de la oscuridad, porque queremos decirle muchas cosas a la cara. Gritarle sin perdón. Ha permitido que no podamos despedir a nuestros muertos, que sean anónimos. Sin el calor de quienes almacenan litros de lágrimas, toneladas de amor, sacos de caricias. No podemos perdonarle su falta de respeto, su tiranía. Llegó como Atila, paradigma de la crueldad, la destrucción y la rapiña. Las distancias no eran tales, nos has igualado, empequeñecido.

Dice el cantor al pájaro, préstame tus alas que necesito poner en el cielo con letras gigantes que hoy comienza una luz especial hermana de la esperanza. Un soplo fresco de entereza y autodeterminación. Estamos aquí encerrados pero pronto el acero se fundirá, somos tribu ancestral, los espermatozoides que sobrevivieron a la selección.

Que significan tres meses, cuando muchos de nosotros repetimos la mayoría de días de nuestras vidas de colores sin raíces. Vamos a quedarnos en casa y evitar que la sangre llegue al rio, que los que hemos perdido sean los últimos y veamos pronto la otra orilla. Todos somos uno, las imágenes han perdido sus 365 líneas. Cuando abran la senda, piensa mucho y en serio, para que corremos tanto, a donde vamos.

Las apariencias engañan, Gladiator no era el primero de la lista de Forbes, ni mucho menos, son la decenas de miles de valientes que han bajado a la tierra del anfiteatro, con batas, uniformes, camiones, tractores, dinero de plástico, cajas registradoras, sirenas, redes, personas convertidas en gigantes. Ese David que con una simple piedra quiere volver a tumbar a Goliat. Aquí sabemos mucho de lanzar cantos rodados, ser audaces. Los héroes tienen nombres y apellidos, familias, amigos, ellos/as nos han dado una lección, las apariencias siempre engañan.

Perdonarme mi melancolía. Solo quiero que cuando salgamos de nuestro encierro, seamos mejores. Que a quienes les depositamos nuestro destino no descuiden las atenciones y vidas de sus administrados. Es imperdonable que las grandes potencias sigan empeñados en hacer desaparecer el planeta. Alguien ha puesto el virus en nuestras vidas, no podemos olvidar tan fácil. A esos mandatarios de sal y azúcar, les mandaremos un recado muy nítido, el imperio está compuesto de personas, basta ya de estadísticas y de estadistas de pacotilla. Rafael Gabaldón San Miguel. 

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Antoni Galmés
joder que razon, tomo nota, salimos de esta pero con cabeza
miquel
coincido eso pedir explicaciones, poner orden, salvar el planeta, quitarles los galones a los que mandan mal, terminar con los necios
pau
bonita editorial