Editorial: El sol se niega a dejar de ser protagonista en Mallorca y sus pueblos. Hay mucho que calentar y alumbrar en unas fiestas que saben a lenta recuperación y supuesta estabilidad. Hay que pagar facturas muy elevadas porque las eléctricas quieren engordar y porque el Gobierno necesita ingresos para seguir con el despilfarro político. Aseguran los que venden combustible que a ellos les quedan unos céntimos de margen, quienes se hacen de oro son las petroleras y la Hacienda pública de Montero, que necesita de impuestos extras, porque su gestión huele a asesores, enchufados, estómagos agradecidos, comisionistas, ministerios, aviones, coches oficiales. Cuando se vive por encima de las posibilidades te ves obligado a robar a otros si quieres mantener el nivel.

No voy a descubrir nada, siempre fue así, los políticos de todo color son la peste. Nunca han mirado por el interés general, si fuese así nunca hubiésemos llegado a la quiebra de la economía. Por mucho que la escondan y endulcen los juntas letras de la opinión pública y publicada, esos ejércitos de desalmados. Cada Reino de Taifas tiene su TV, Radios, Diarios, Digitales, Redes Sociales, millones de euros en manos de unas autonomías insaciables que han copiado todos los defectos a sus mayores del Estado. Hay puente y acueducto y la nómina de los sueldos públicos sigue siendo la misma. Todo cerrado y nadie se baja del burro de los derechos adquiridos. La revolución de los autónomos y trabajadores llegará pronto y se cerrarán las sedes de los sindicatos y patronal, por ser apéndices de la carga, cooperadores necesarios del desequilibrio financiero.

No es que sea aguafiestas, ni tenga por bandera el pesimismo, tampoco proceso maldad a nuestros semejantes. Como decía Jesucristo hay que perdonar y lo hago, pero estamos hartos de poner siempre los mismos la otra mejilla. Y no se trata de hambrientos, ni que carezcan de posada. Son caraduras que han llevado a la humanidad al borde del precipicio. No creen en el futuro. Les importa un carajo más allá de los cuatro años de la presente legislatura y miran de reojo algunos más por la otra.

Son unos jetas disfrazados de estadistas. Hay la mitad de la población en España, Reinos de Taifas y demás, que malviven en una pobreza extrema. Los sin techo, los trabajadores pobres, los parados de larga duración, familias enteras sin ningún ingreso. Esto es muy serio, delicado, complejo. Pero ellos a lo suyo, España va bien y mejora. La oposición solo espera al relevo lógico para hacer lo mismo. Apestan. Las víboras son hermanitas de la caridad a su lado.

Reconozco que estoy siendo duro, poco elegante, agrío, antipático. Pero no puedo soportar que gracias al voluntariado, la limosna, la subvención, la pena, se quiera construir una nueva sociedad, es injusto, despiadado, asesino. Trabajar toda una vida para percibir menos que el salario mínimo interprofesional y ver que los alimentos esenciales son un lujo inalcanzable, es para romper la baraja y darle de gorrazos hasta que pierdan el escaño y la plaza fija.

Si la democracia es pisar al 70% de la población sin que te importe un pimiento la mayoría, apaga y vayámonos. Y no digamos las élites catalana, vascas y navarras con sus inventos de diferentes, apoyos preceptivos y vinculantes, históricos. En Alemania terminaron con las dictaduras de las minorías, aquí es imposible porque las dos Españas están siempre vivas y activas con sus ejércitos de votantes y militantes.

No quiero amargarle a nadie la mañana, ni el día. Pero quienes nos salvaron de morir en los hospitales y ambulatorios siguen cobrando sueldos de hambre por el horario que hacen y la responsabilidad que tienen, y se anulan contratos cuando hay trabajo más que suficiente. Los transportistas, agricultores, ganaderos, fuerzas de seguridad, y demás claman al cielo porque no llegan a final de mes, todo lo contrario, se han comido sus ahorros y el futuro de sus hijos. Es el momento de poner huchas en China y que recauden para los españoles, como hicimos nosotros en otras fechas que lo necesitaron. La única manera, he visto los presupuestos y de nuevo no resuelven nuestros problemas, todo lo contrario, los agudizan, siguen gastando a manos llenas lo que no tenemos, ni podremos pagar nunca. Es hora que el pueblo tome el mando.