El Tendedero: Desde que el Consell Insular de Mallorca ha dado luz verde a la aprobación definitiva del Plan General (PG) de Manacor, se ha puesto de moda hablar de Urbanismo y la historia de estos 40 años de intentos por conseguir la seguridad jurídica necesaria y la modernización de las reglas del juego. Negro sobre blanco se cuentan versiones en diferentes medios de comunicación de protagonistas y especuladores que son leyenda urbana y rústica. Para conocer lo que ha pasado en el urbanismo local es necesario desvelar algunos detalles, sin desmerecer los otros, por mucho que moleste al poder establecido de ahora. Abundaré en la otra cara del Urbanismo municipal de Manacor. La cara oculta de la versión rosa.

Nadie habla de como se desarrolló la urbanización de Son Talent y sus inspiradores, aquí hemos tocado con hierro y saben más de ello los antiguos ideólogos del PSM, que los propios hijos políticos ahora con la vara de mando. Fue chistosa la decisión del edil que montaba a caballo en sus ratos libres y llegó a diputado. Concedió una licencia de demolición y otras de obras y construcción para un edificio en la famosa calle Oleza. Intervino el Consell de la mano de la manacorina nacionalista que estuvo más cerca de ser la primera alcaldesa de la ciudad y promulgó para el centro de la capital del Llevant el Bien de Interés Cultural (BIC), una figura urbanística que impedía llevar a término los trabajos previamente concedidos. Hoy ese edificio está apuntalado y se cae a pedazos, incluido su arco protegido. Del centro no digamos nada, se ha degradado por completo. El BIC ha terminado con el casco antiguo e histórico y hace imposible cualquier obra sin complicaciones y largas esperas. Nunca llegó dinero para mantener el espíritu del BIC como ocurre en otros lugares del mundo. Eran las miserias de entonces.

Ha sido reciente la demolición parcial del parking del Principal de Manacor, aquel edificio que antes había albergado grandes citas de la cultura y que era joya de la arquitectura. Dieron una licencia los entonces progresistas, socialistas, centristas, nacionalistas y republicanos, resultó un fiasco, una vez que el juez vio los papeles ante la denuncia de una vecina afectada. El baile del PGOU no pudo resolver tamaño desaguisado. También es historia del Urbanismo local la construcción de parte de la costa en Cala Mandia, Punta Reina, Romántica.

En aquel entonces la importante cartera de Urbanismo para el litoral se dirigía con una batuta roja. Como la ampliación de un hotel en las mismas narices del entonces celador de la cosa (al borde de la carretera que une la ciudad y el núcleo turístico por excelencia, todavía sin Junta de Distrito), que debió aficionarse a ir por la carretera de Son Carrió o Son Servera para acudir a su trabajo, las grúas eran demasiado grandes para alegar que no las había visto.

Que les voy a decir que ustedes no sepan, llevan aquí desde siempre. Claro que hubo un tiempo que el urbanismo lo dirigían el señor de Calas, los de la cinta, el disfrazado cura de S'Illot, el señor X, y todos los peones políticos del momento, era un clamor, un delito continuado. Pero no es menos cierto que el propietario del Flamingo tiene cuño, y no se compró con letras. Que si hubiese la lista de Forbes a la manacorina nos íbamos a llevar una sorpresa mayúscula, porque la fortuna de Rafa Nadal tiene competidores que nadie imagina.

Culpar del mal Urbanismo a los denominados caciques de los últimos 40 años sin poner atención en los años 1979-1983, y las legislaturas 1987-1991 y la de 1999-2003, es esconder la porquería debajo de la cama, a posta. Además desde 2003 hasta 2015 hubo un alcalde que iba a la urnas en clave centro derecha, pero consensuaba lo importante con la izquierda, incluso contó con votos a favor en su presupuesto desde la izquierda más mediática, hasta le aplaudieron en Sa Bassa y le instaron a seguir, antes de pasarse al regionalismo autonomista, aquel partido que hoy ha saltado por los aires y tiene más heridas abiertas que América Latina. Ya se que me toca bailar fiestas antipáticas, pero soy así, es mi destino, no me gusta la parcialidad y la subjetividad. Rafael Gabaldón San Miguel.