Hacienda está presente en todos los saraos, con sus zarpas y largas uñas, sobre todo si hay que hacer caja. El Ayuntamiento de Manacor ideó ayudar a los comercios de cercanía con vales de 10 euros para el consumo, una manera de reactivar el mercado y hacer viable pequeños y medianos negocios que están a punto de cerrar.

Destinó 800.000 euros e hizo dos campañas en las cuales los vecinos pudieron gastar hasta 670.000 euros. Ahora ha comenzado la tercera y ya están reservados los 130.000 euros que faltaban.

Hasta aquí todo correcto, el Ayuntamiento ha pagado los 300.000 euros del primer lote y está a punto de pagar el segundo, todo como las hormigas de 20 en 20 euros, pero haciendo camino. Pero en una esquina está escondida Hacienda, con esa boca gigante que todo le cabe. Se frota las manos y de la facturación que han hecho los sufridos comerciantes se lleva el 21%. De los 800.000 euros puesto a disposición el Ayuntamiento Hacienda se queda al menos con 170.000 euros. Sin trabajo alguno, las tarjetas y las cuentas de resultados pasan la información y ellos solo ponen sus sucias y asquerosas manos. Se esconde bajo el nombre de la Agencia Tributaria.

Me lo decía triste una comerciante. He luchado a brazo partido dos meses para intentar poder vender 10.000 euros y el administrador me ha dicho que hay que ingresar en Hacienda al menos 2.000 euros. Menos mal que los de los módulos retrasan impuestos e IVA. Y ahora no pagan, lo harán en su momento, todo sale. Patrimonio, IBI, Catastro actualizado, impuestos generales.

Nunca desaparecerán los buitres carroñeros de los cuentos del pastor, ahí está Hacienda para recordarlo en cada segundo. Manacor puso encima de la mesa 800.000 euros, pero se quedan por el camino 170.000 €, que lo sepa el alcalde. Para muchos el gozo en un pozo, su margen era del 30%.