Editorial: Otra mañana más y otro día menos, para dejar atrás el mal sueño en el que nos han metido durante más de un año, todos aquellos sabios que erraron a posta para cambiar en mundo financiero y social. Pero con nosotros no van a poder, nuestra idiosincrasia es muy tozuda. Repetiremos nuestros esquemas cuando el sol salga a la calle y las vacunas hayan hecho su trabajo. Cuando los aeropuertos vuelvan a su mejor momento y las embarcaciones surtan los mares, que nos quiten lo pasado y el presente. Siempre hemos mirado con valentía el futuro y ahora no vamos a ser menos. Nos dan igual las proclamas de los políticos, su presencia vendiendo esencias curativas como en la época de Gabriel García Márquez, nosotros a lo nuestro, objetivo la supervivencia.

Recuerdo aquel 14 de marzo de 2020 hace 13 meses cuando preparaba todos los bártulos para irme de viaje porque se casaba la hija de un gran amigo mio, de la cuadrilla de toda la vida, de esa infancia que siempre deja pose. Mira por donde la vida sigue frenética y sin mirar atrás, aquella joven hoy ya es madre. No cejó en el empeño, con fiesta o sin fiesta. Los abrazos y besos llegarán, y pronto. Los pesimistas piensan que para finales de año, los optimistas para septiembre. Poco margen para pelearnos. Todo con el bullicio de los aviones llegando a tierra Santa, la roqueta de nuestras ilusiones.

Hemos dejado pendientes muchas cosas y aprendimos a ser más humildes. Lo fundamental importa, lo secundario es el día a día repetido, la paja, el tiempo sin esencia, la rutina machacona. En este tiempo he sabido desenchufar y desintonizar varias cadenas de TV, algunas de Radio, he dejado de leer ciertos digitales. Me he vuelto más selectivo. He recuperado aquella música que me hizo tan feliz, los libros que eran un placer leer. Que genialidad tenían nuestros antepasado más recientes, tardará muchos siglos en hacerse una música tan internacional, celestial, libre. Y los libros magistrales no pueden repetirse tan fácil. Ahora toca copiar dicen los Chinos y los Americanos, que lo hagan ellos.

Va surcando las líneas esta editorial de miércoles del 14 de abril de 2021, un día como hoy hubo intensa república. Unos la cuentan de una manera y otros completamente diferente. No estuvimos allí, y he aprendido por la manipulación del mensaje, que si no estás en directo te cuentan lo que les da la gana, unos y otros enfocan subjetivamente unas líneas de la historia que no fue como nos lo han contado. Antes en aquellas épocas ya había mentirosos compulsivos subidos en la tarima y sus filibusterismos lo recogían los tabloides que aguantan todo. He aprendido como Santo Tomás, quiero verlo y tocarlo, hay demasiados intereses si haces caso lo que te dicen.

Fui a un funeral a Muro, y recientemente otro en Pollença, nos recuerda la iglesia las distancias, las manos limpias, la mascarilla. Los hombres seguidores de Dios tienen los pies en la tierra. Sin embargo muchos conciudadanos nuestros han permitido con su majadería que rebrote la cuarta ola, porque no podían esperar unos días a la vacuna y a la vida. Nuestros santos sanitarios se desgañitan recordando lo que se está sufriendo, lo agotador de las jornadas, el cansancio, lo que vendrá cuando nos salgan estos 15 meses a flote. Ellas y ellos erre que erre repitiendo los errores una vez, dos, tres, cuatro y así siempre y sucesivamente. Los bobos y necios/as plagan nuestro planeta, por eso se dan en las urnas resultados sorprendentes.

El Gobierno de Pepe Gotera y Otilio y sus Reinos de Taifas siguen a lo suyo. Cada uno se quita sus responsabilidades. Nunca antes un jefe del Estado se había escondido tan profundo cuando venían mal dadas. Hasta Revilla soporta que pidan su dimisión, va con el sueldo. Ha hecho tal agujero el gran mentiroso eterno, que de allí sale el calor del volcán en el que ha convertido su patria. Ni los políticos han terminado con nosotros. Nos han negado el pan y la sal, pero erguidos esperamos poder trabajar pronto y cuando lo hagamos sabemos que la mitad de nuestro sueldo es para ellos, ya ocurría en la inquisición y ocurre ahora. Solo ven Hacienda y corren detrás de la recaudación como posesos. Es mi tierra, son mis gentes, le llaman país, menos Puigdemont y Junqueras que se han inventado una isla dentro de la gran manzana.