Editorial: Una vez más y es la mil mentira, Pedro Sánchez ha engañado a la población, los suyos y los demás. Dijo que íbamos a pagar el mismo precio por la factura de electricidad que en 2018 y solo se ha equivocado en unos cientos de euros. Ponía un ejemplo una ciudadana y aseguraba que el año pasado había pagado por la luz 409 euros y este año superaba los 578 € y le faltaba el recibo de diciembre. Lo comparaba con 2008 y le salia el 42% más. No piensen que le tengo ninguna manía al sujeto con cargo de presidente del país de Pepe Gotera y Otilio y los Reinos de Taifas, ni mucho menos. Me pasa, que recuerdo a un socialista de verdad como era mi padre, y mi abuelo, y me da vergüenza que ese partido sea el que permite las mentiras asquerosas de su líder y trague con el pacto de los asesinos de Bildu, y otras hierbas de gran calado antidemocrático. La historia hablará perrerías de este infecto sujeto, pero mientras con el BOE en la mano lo lanza contra todos y todas como plaga interminable.

Deben saber los socialistas de bien, los hay a millones, que la subida de la electricidad y los combustibles están dando al traste con la cesta de la compra y llenando los bolsillos de un Gobierno impresentable. Ese que paga a los medios de comunicación y mantiene un presupuesto con ellos que de anularlo podría dar de comer a todos los pobres de España (TVE, TV3, Autonómicas, radios, periódicos de papel, redes sociales, medios digitales, gabinetes de prensa, asesores, etc). Dicen los estómagos agradecidos, los que pitan a la orden del poder establecido, que el IPC ha subido el 6,7%, y es más falso que Judas, saben cierto que estamos rozando el 15% en lo general y el 20% en una cantidad importante de conceptos. Han arruinado el país, el presupuesto ha nacido muerto y a pesar de darle a ERC el pan y la sal, los catalanes tiene una sanidad del tercer mundo, una educación insostenible, inseguridad galopante y unos servicios sociales inexistentes. Una lección demencial de como gobiernan una nueva república.

No estoy enfadado, ni una pizca. He preparado la fiesta de fin de año con especial interés y como otros años seré feliz con personas ejemplares y que pagan hasta el último céntimo de sus impuestos y tasas. Como todos/as no faltará de nada, eso si, siempre hemos sido austeros. Cuando vale no se necesita más. Contaremos incluso hasta chistes y seguro que nos sobran carcajadas. Somos un grupo de optimistas sin freno. Pero eso no quita que deba informar al respectivo, es sagrado en lugares democráticos. Cada uno tiene un trabajo que atender, el médico anuncia a su pesar que tienes cáncer terminal, y no le queda otro remedio. Y los medios de comunicación que se precien deben denunciar los excesos del poder, aunque estos estén inspirados en las fortunas americanas, el poder de China, los embajadores del dólar Bill Gates y Soros, y quienes han montado un imperio contra la humanidad, a quienes nos consideran números y porcentajes del consumo. Pura estadística sin corazón, sin alma, sin sentimientos, sin aliento.

Dice un familiar de un servidor que les han subido la pensión 2,7 euros y el coste de la vida es de más de 50 euros, han perdido poder adquisitivo, así será imposible seguir adelante. Las pensiones vivirán pobreza evidente, por mucho que los funcionarios de CCOO y UGT se desgañiten que han conseguido un salario mínimo de altura y decente. El pez que se muerde la cola. Mientras el desempleo lo cubran los nuevos funcionarios, cada vez será más grande la deuda, esa que a partir de abril no la comprarán ni los fondos buitre, cuando nos quite el paraguas el Banco Central Europeo. Entonces llegará el corralito, los cajeros te sacarán la lengua. Habrá que sacar los ahorros debajo de la baldosa y comenzar a practicar el trueque. Se pueden hacer editoriales más simpáticas, claro, incluso reírse a placer juntando letras de color rosa y amarillo. Como el escorpión, prefiere morir en el lago que dejar de ser él. La libertad tiene eso, hay que practicarla a diario, por cruda que sea su letra. Os deseo lo mejor para 2022, salud y suerte. Rafael Gabaldón San Miguel.